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Foto de Gerard |
Recuerdo que en una clase decían que lo que no les gustaba de Transmilenio es que volvía el transporte muy cómodo y eficiente, eliminado el sufrimiento de su uso. El hecho es que tenían una teoría rara, que nunca llegaron a explicarnos completamente, de que también es importante que en algunos casos los objetos nos produzcan incomodidad y malas sensaciones. No se si lo entienda bien, pero la vida no debería ser solo color de rosa, es importante sentir todo tipo de sensaciones, buenas y malas. O no se si lo decían porque cuando las cosas funcionan bien, se vuelven como invisibles.
Ahora con la perdida de calidad de Transmilenio mis profesores pueden estar tranquilos, parece que el transporte público en Bogotá nunca va a ser confortable y podremos seguir padesiéndolo o mejor dicho viviéndolo.
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